En todo proceso industrial, la optimización de recursos y el aumento de la productividad son cada vez más importantes, tanto en escenarios de crecimiento económico, para maximizar los resultados, como en ambientes desfavorables, donde cada dólar ahorrado (o bien utilizado) es importante.
La adopción de tecnologías que permiten la adquisición y el procesamiento de datos y variables de proceso desde diferentes equipos de control o pantallas de información, es clave para avanzar en pos de un buen uso de la capacidad instalada en planta, maximizar el rendimiento de las tecnologías, realizar el mantenimiento en forma oportuna y racionalizar el consumo de los distintos insumos para operar. En definitiva, todo se traduce finalmente en generar ahorros y maximizar beneficios, sin sacrificar calidad.
El desarrollo de distintas tecnologías para el monitoreo y control a distancia (con cables mediante señal de 4-20 mA, con distintos protocolos de comunicación, o bien en forma inalámbrica, con una red wireless ISA100 o Wireless HART), está bastante avanzado, permitiendo que muchos instrumentos o equipos de proceso (incluso de distintos fabricantes), puedan integrarse a una misma red de comunicación y, por ende, acceder al sistema de control y ser visibles a través de un HMI por el personal a cargo.
Además, equipos ampliamente conocidos en el rubro eléctrico como cuadros anunciadores, registros secuenciales de eventos o medidores de energía, pueden ser monitoreados a través de PLC o directamente a un DCS, ampliando y otorgando más información para el gerenciamiento de activos de la compañía. No obstante, sabiendo que los equipos se integran a la red y se comunican, surge el desafío: ¿Qué medir? ¿Para qué?
Parámetros tales como flujo, presión, nivel, temperatura, densidad, viscosidad, opacidad, grados brix, humedad, punto de rocío, entre otros, son algunas de las variables típicas a medir en casi todo proceso productivo. En generación de energía, por ejemplo, podemos medir otros indicadores, como voltaje, corriente, calidad de la energía, transientes, armónicos, etc., todos orientados al proceso, pero, ¿qué pasa con las variables que no son de proceso, sino de los equipos que lo componen?
Mantenimiento predictivo y en la gestión de activos
Variables propias de los dispositivos de campo, como vibraciones en bombas, temperatura de los motores, torque en actuadores, carga en estructuras críticas, desgaste, etc., nos permiten pronosticar el estado de salud de los equipos y, mediante una buena gestión, maximizar su rendimiento, extender su vida útil y prolongar los períodos de funcionamiento, disminuyendo la tasa de fallas, paradas de planta por mantención, reemplazo de partes y piezas o incluso de sustitución de equipos completos.