Los detectores de gases tóxicos o explosivos son elementos de seguridad cuya misión es percibir en forma oportuna y en bajas concentraciones gases potencialmente peligrosos para las personas, la planta y el entorno. El objetivo es que estos elementos adviertan de la presencia de gases antes de que sea demasiado tarde, para que, de acuerdo a los protocolos de seguridad establecidos, se generen las acciones que eviten la condición de riesgo, por ejemplo, eliminando el origen del problema, conteniendo fugas, deteniendo equipos, ventilando, sellando o evacuando áreas afectadas.
Cada planta y proceso es único, por lo que es necesario realizar un análisis detallado para considerar la adquisición y desarrollo de una solución integral para detección de gases, siempre en coordinación con personal de prevención de riesgos, mantenimiento y operación de planta.
En base a ese análisis, se podrá optar por equipos móviles unipersonales, mono o multigas, del tipo celda electroquímica o infrarrojos que deberá portar cada trabajador en zona de riesgo; o bien por sistemas fijos instalados en puntos críticos, conectados a la sala de control vía cable o wireless, integrados con sistemas de alarma tanto visual como audible.
Tipos, Instalación, Operación
La oferta de detectores o sistemas de detección de gas es muy amplia y abarca desde simples sensores portátiles que indican si hay presencia de gas a una concentración previamente establecida, hasta detectores integrados a sistemas de detección más sofisticados que dispararán distintos tipos de alarma de acuerdo a la concentración existente en el momento. Estos últimos permitirán tomar acciones específicas a distintos niveles jerárquicos de decisión, según los planes de emergencia de cada instalación, entregando incluso detalles de la ubicación en planta del sensor en condición de alarma en el caso de sistemas fijos, o de la ubicación del trabajador que lleva el detector expuesto a gases en niveles de riesgo.
Otro aspecto relevante se relaciona con la debida instalación, operación, verificación, calibración y mantenimiento de los equipos y del sistema, para mantener su integridad y asegurar que funcionará adecuadamente. Para esto es importante contar con la asesoría de personal experto en detección de gases y con experiencia en la implementación de este tipo de soluciones.
En este tema también juega un rol importante la normativa vigente, cada vez más estricta, ya que exposiciones a gas no detectadas a tiempo pueden dar a lugar a accidentes por intoxicación, quemaduras o explosiones que conllevan lesiones y/o muertes. Y además tendrán repercusiones en la operación de la planta, pudiendo derivar en sumarios sanitarios, multas y juicios en busca de las responsabilidades civiles y penales correspondientes (privación de libertad para los responsables), indemnizaciones e incluso el cierre de la instalación.
Algunos de los gases peligrosos más comunes son: ácido sulfhídrico, monóxido de carbono, amoníaco, oxígeno, dióxido de carbono, cloro, entre otros.